La pandemia arruinó la educación en buena parte del planeta, razón por la cual luego del desastre quedaron terribles números de acceso a las escuelas, deserción y carencias en el sector.
En 2020 casi todo se paralizó y la educación en todos los niveles no fue la excepción, alrededor del mundo niños, adolescentes y jóvenes se encontraron con una nueva forma de aprender, ya que las plataformas digitales como zoom, se convirtieron en sus aulas de clases y sus hogares el lugar seguro para seguir estudiando, sin embargo, no todos tenían acceso de calidad a internet o no contaban con las herramientas necesarias para continuar con sus estudios.

En datos oficiales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), se conoce que son 160 millones de estudiantes que resultaron afectados, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calculó que hay un promedio del 20% de población mundial que no tiene acceso a internet ni a un teléfono móvil, esto sobre todo en las zonas rurales.
Existen seis afectaciones concretas que se encontraron con diversos estudios y que se tienen que atender rápido para no generar más estragos en la educación:
1. La interrupción del aprendizaje.
2. La falta de una alimentación correcta.
3. Déficit en la enseñanza educativa de los padres a los hijos.
4. Una desigualdad marcada para acceder a las clases en línea.
5. Aumento del abandono escolar.
6. Violencia doméstica y embarazos no deseados.

Aunque de estas afectaciones aún no se conoce una cifra concreta a nivel mundial por ser una pandemia reciente, el sector educativo de cada país las reconoció como un problema y una consecuencia de la cuarentena por covid-19, desafortunadamente aquellas adolescentes que se embarazaron en este lapso tienen una alta probabilidad de no volver a la escuela y por eso se han hecho tres propuestas para que la educación vuelva a ser de calidad, permita la conclusión de estudios y tenga mejoras.
1. Ajustarse a un modelo educativo híbrido.
2. Una mayor participación de empresas.
3. Incentivar el voluntariado de jóvenes para impartir clases en comunidades lejanas.
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